¿Quién le cree a Colciencias?
Publicado en El Espectador enero 18 de 2015
Por: Gilberto Loaiza Cano. Profesor titular, Departamento de
Historia, Universidad del ValleColciencias es hoy una entidad lo suficientemente ambivalente en sus propósitos y en sus procedimientos como para considerarla una entidad confiable y seria.
En los últimos cinco años ha montado y desmontado su sistema
de medición de los grupos de investigación; ha obligado a las comunidades de
científicos en Colombia a diligenciar formatos, a participar de convocatorias
de medición, a pruebas de simulación para verificar la precisión de sus nuevas
pautas. Los científicos colombianos hemos estado sometidos a los vaivenes de lo
que, en principio, puede ser una bienintencionada elaboración de una base de
datos de investigadores. Pero han sido tantos los ajustes y las novedades y las
convocatorias y las exigencias y los trámites, que hemos terminado por dudar de
sus buenas motivaciones.
Que hace falta un sistema de medición sólido, respetuoso de
las diversas formas de producir conocimiento, eso no se pone en duda; que debe
haber una institución reguladora que arbitre con claridad ese sistema, tampoco.
Lo que es inaceptable es que cada año tengamos que someternos a una nueva
andanada de trámites y de documentación para satisfacer lo que a Colciencias se
le ocurra. Ahora se le ha ocurrido solicitar soportes o certificaciones de la
producción científica consignada en los formatos que alguna vez preparó la
misma Colciencias. Nos ha puesto a buscar y reunir pruebas de que alguna vez
estuvimos en un congreso o en un coloquio o en un foro o que dictamos tal o
cual conferencia o que sí hubo evaluación de pares para nuestros libros o
artículos.
Para el futuro de un nuevo sistema de evaluación, no está
nada mal exigir todas esas minucias y no está nada mal que nos debamos acostumbrar
a solicitar en cada evento certificaciones; pero ponernos, a estas horas de la
vida, a demostrar que hace cinco o diez años sí estuvimos en un congreso en
Madrid o en Barcelona, que el libro que publicamos hace cinco años sí fue
evaluado por un comité editorial competente, no es ni práctico ni respetuoso.
El nuevo sistema de evaluación debería ponerse en práctica para hechos futuros.
Colciencias se ha enmarañado en la creación de un sistema de
evaluación sin lograr responder a los necesarios matices de las diversas formas
de hacer y difundir ciencia en Colombia y en el mundo. A eso se agrega que es
una entidad pobre cuyos fondos para financiar la investigación son raquíticos;
entonces uno se pregunta, para qué tanto alarde técnico si es una entidad incapacitada
para estimular la creación científica. Con mucho gusto le dedicaríamos
importante tiempo a una entidad que brinde garantías y satisfaga las
necesidades de cada forma de investigación de las comunidades científicas
colombianas. Pero mientras no sea así, cómo tomar en serio sus recurrentes
convocatorias y cambios en las reglas de medición.
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